Photoblog del entorno mediterráneo

Fenómeno atmosférico

Invierno en el Estany

«Viento y oleaje

una tarde de invierno

desapacible»


Imaginando el momento: planear una fotografía

Cuando sale la luna
se pierden las campanas
y aparecen las sendas
impenetrables.
Cuando sale la luna,
el mar cubre la tierra
y el corazón se siente
isla en el infinito.

“La luna asoma” Federico García Lorca.

Ya son muchas las visitas (y las fotografías) que llevo hechas a la costa alteana y muy especialmente a la ubicada en la denominada partida de l´Olla. Frente a la misma, a un kilómetro escaso de la playa, se emplaza la encantadora isla del mismo nombre (l´illa de l´Olla) que tantas veces ha constituido el motivo de mis imágenes.

En esta ocasión y conociendo las efemérides astronómicas, me planteé realizar una fotografía diferente de la pequeña isla. Al principio sólo fue un deseo: obtener una imagen en la que apareciese la Luna llena recién emergida del horizonte isleño. Visualicé mentalmente la imagen y me pareció que sería interesante, pues podría potenciar la belleza que separadamente poseen ambos sujetos y me permitiría expresar en una única imagen la debilidad que siento por el astro y el islote.

Este deseo me planteó un reto. Por una parte, tendría que ubicarme en algún punto de la costa que posibilitase la anhelada perspectiva. Por otra parte, debería emplear una focal que le diese la máxima presencia a la Luna pero que a la vez mostrase la isla completa, sin recorte alguno, pues de lo contrario no parecería tal isla.

El primer problema lo resolví con la ayuda de un interesante (y gratuíto) programa que recomiendo, denominado Photographer´s Ephemeris. Calculé la trayectoria del orto lunar para esa luna llena en concreto (domingo 16 de marzo de 2014) y el programa me indicó un enclave de la costa al que por suerte y hasta donde mi conocimiento de la zona llegaba, resultaba fácil acceder. Por otra parte, con ayuda de Google Earth, medí la anchura de la isla vista desde ese lugar y obtuve como resultado unos cien metros que, por fortuna, a una distancia aproximada de novecientos metros, casi llenarían el encuadre empleando una focal de 300 mm, que es la máxima que hoy por hoy puedo alcanzar. De ese modo, tendría lo deseado, la Luna llena y la isla al máximo tamaño que me puedo permitir. A priori, el deseo era alcanzable.

Ahora sólo faltaba que todo lo planeado ante el ordenador se cumpliese en la práctica y claro, que el día y hora en cuestión el cielo estuviese despejado, pues he oído hablar de fotógrafos que llevan años sin fortuna persiguiendo la imagen soñada. Tras asegurarme in situ el día anterior de que la localización era accesible, llegué al lugar una hora antes del fenómeno. El día era apacible y el mar estaba bastante calmado. Me instalé, monté y ajusté el equipo: cámara, trípode, cable disparador, modo de disparo, levantamiento de espejo, encuadre, enfoque y pruebas preliminares. Cuando todo estuvo en su sitio, esperé acompañado por las idas y venidas de las olas y el agradable sonido que con la resaca provocan los cantos rodados. Buena vista, mejor aroma, sinfonía de olas y piedras, ¿qué más se puede pedir? Bueno, la foto, claro. A la hora exacta prevista para que la Luna emergiese sobre el horizonte marino, no se veía el astro, lo cual era esperanzador pues indicaba que estaba remontando la isla. Tan sólo unos instantes después, vi por fin emerger el anaranjado satélite del matorral que tapiza la isla y empezó el festival fotográfico. De la serie que tomé, tras revelar y estudiar diversos recortes, todos ellos panorámicos para favorecer la composición eliminando el excesivo espacio vacío superior e inferior, he elegido el 2×1 en la siguiente imagen. Espero que os guste.

_DSC0149r21


Fotos de fortuna: un hermoso parhelio

Deberíamos preguntarnos qué hay de cierto en la presencia

de ese segundo sol que se ha visto sobre el Senado.

Marco Tulio Cicerón. Año 129 a.C.

No siempre tiene uno la oportunidad de captar curiosos fenómenos atmosféricos, pues deben producirse una serie de afortunadas coincidencias. Que se dé el fenómeno, que lo veamos, que llevemos la cámara, que dispongamos de tiempo para hacer la foto…

Pues todas estas condiciones se cumplieron en un reciente viaje a la Tinença de Benifassá. Avistado el parhelio desde el coche a primeras horas de una fría mañana del día de Todos los Santos, me detuve tan pronto como encontré un hueco y… sacar la cámara, componer, enfocar y disparar fue realizado en un santiamén. Unos minutos después había desaparecido.

DSCN0322

El fenómeno denominado parhelio o parahelio es de naturaleza óptica y se origina como consecuencia de la refracción de la luz producida por cristales de hielo de agua  (que actúan como prismas) presentes en las nubes altas denominadas cirros. Se manifiesta a 22º a la izquierda o derecha del Sol y a su misma altura, en forma de manchas brillantes y hasta iridiscentes, como es el caso del que capté en esta ocasión.