Photoblog del entorno mediterráneo

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El pino de la playa de L´Olla

«Recio resiste

el viento y el salitre

frente a la isla»


Cap Negret revisitado: rindiendo homenaje a la resistencia ciudadana

“Al lugar donde has sido feliz, no debieras tratar de volver”

Peces de ciudad. Joaquín Sabina.

Cap Negret es un mágico enclave ubicado en la costa alteana y del que ya hablé en entradas anteriores. Desoyendo el consejo del maestro Sabina, vuelvo y una y otra vez al lugar cada vez que tengo ocasión para disfrutar de sus múltiples encantos. Y es que su hermoso y sereno paisaje, sus magníficos aromas que fusionan el mar con los pinos, todo ello envuelto en el especial sabor marinero que le otorga el adyacente Portet, son para mí atractivos irresistibles. _DSC0324

Más allá de su embrujo y como ya decía en aquellas entradas, Cap Negret y la playa y puerto adyacentes constituyen una singular reliquia del pasado geológico, pues son uno de los tres afloramientos de roca volcánica que existen en toda la Comunidad Valenciana. A pesar de ello, hay quien ha querido arramblar con el paraje, con la excusa de ampliar el pequeño y recoleto puerto marinero. Pero se ha topado con la resistencia ciudadana. A todos esos valientes que de momento han impedido la atrocidad y al propio paraje, dedico las imágenes como pequeño homenaje. Larga vida a Cap Negret.

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Imaginando el momento: planear una fotografía

Cuando sale la luna
se pierden las campanas
y aparecen las sendas
impenetrables.
Cuando sale la luna,
el mar cubre la tierra
y el corazón se siente
isla en el infinito.

“La luna asoma” Federico García Lorca.

Ya son muchas las visitas (y las fotografías) que llevo hechas a la costa alteana y muy especialmente a la ubicada en la denominada partida de l´Olla. Frente a la misma, a un kilómetro escaso de la playa, se emplaza la encantadora isla del mismo nombre (l´illa de l´Olla) que tantas veces ha constituido el motivo de mis imágenes.

En esta ocasión y conociendo las efemérides astronómicas, me planteé realizar una fotografía diferente de la pequeña isla. Al principio sólo fue un deseo: obtener una imagen en la que apareciese la Luna llena recién emergida del horizonte isleño. Visualicé mentalmente la imagen y me pareció que sería interesante, pues podría potenciar la belleza que separadamente poseen ambos sujetos y me permitiría expresar en una única imagen la debilidad que siento por el astro y el islote.

Este deseo me planteó un reto. Por una parte, tendría que ubicarme en algún punto de la costa que posibilitase la anhelada perspectiva. Por otra parte, debería emplear una focal que le diese la máxima presencia a la Luna pero que a la vez mostrase la isla completa, sin recorte alguno, pues de lo contrario no parecería tal isla.

El primer problema lo resolví con la ayuda de un interesante (y gratuíto) programa que recomiendo, denominado Photographer´s Ephemeris. Calculé la trayectoria del orto lunar para esa luna llena en concreto (domingo 16 de marzo de 2014) y el programa me indicó un enclave de la costa al que por suerte y hasta donde mi conocimiento de la zona llegaba, resultaba fácil acceder. Por otra parte, con ayuda de Google Earth, medí la anchura de la isla vista desde ese lugar y obtuve como resultado unos cien metros que, por fortuna, a una distancia aproximada de novecientos metros, casi llenarían el encuadre empleando una focal de 300 mm, que es la máxima que hoy por hoy puedo alcanzar. De ese modo, tendría lo deseado, la Luna llena y la isla al máximo tamaño que me puedo permitir. A priori, el deseo era alcanzable.

Ahora sólo faltaba que todo lo planeado ante el ordenador se cumpliese en la práctica y claro, que el día y hora en cuestión el cielo estuviese despejado, pues he oído hablar de fotógrafos que llevan años sin fortuna persiguiendo la imagen soñada. Tras asegurarme in situ el día anterior de que la localización era accesible, llegué al lugar una hora antes del fenómeno. El día era apacible y el mar estaba bastante calmado. Me instalé, monté y ajusté el equipo: cámara, trípode, cable disparador, modo de disparo, levantamiento de espejo, encuadre, enfoque y pruebas preliminares. Cuando todo estuvo en su sitio, esperé acompañado por las idas y venidas de las olas y el agradable sonido que con la resaca provocan los cantos rodados. Buena vista, mejor aroma, sinfonía de olas y piedras, ¿qué más se puede pedir? Bueno, la foto, claro. A la hora exacta prevista para que la Luna emergiese sobre el horizonte marino, no se veía el astro, lo cual era esperanzador pues indicaba que estaba remontando la isla. Tan sólo unos instantes después, vi por fin emerger el anaranjado satélite del matorral que tapiza la isla y empezó el festival fotográfico. De la serie que tomé, tras revelar y estudiar diversos recortes, todos ellos panorámicos para favorecer la composición eliminando el excesivo espacio vacío superior e inferior, he elegido el 2×1 en la siguiente imagen. Espero que os guste.

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La costa de Altea

“La mar esclava entre rocas,
La mar libre de la playa, La mar que acuna los barcos,
Y la mar que los batalla.La mar de las aguas claras,
Y la de costas y puertos, En donde vierten los hombres,
Su codicia y sus desechos.”

Rafael Dedi.

A pesar de que la costa alteana no ha sufrido la misma presión urbanística que la de la vecina Benidorm, tampoco ha salido indemne, ni mucho menos. Desde Altea y una vez salvada la desembocadura del río Algar, podemos bordear caminando, por el estrecho cordón de playa de grava que separa la costa de las urbanizaciones, hasta la partida de Cap Negret, enclave mágico del que ya hablé en un post anterior (https://luzmediterranea.wordpress.com/2013/02/17/cap-negret/). Y es que uno de los tres afloramientos de roca volcánica existentes en la Comunidad Valenciana (junto al del as Islas Columbretes y el de Cofrentes) es, en su parte principal, una propiedad privada y bien fortificada. Tan sólo una vez salvado el escollo a través de la urbanización y ya desde la coqueta y adyacente Playa del Soio, podemos acceder al borde del Cap no sin cierta dificultad y con permiso de la mar, a través del estrecho cordón litoral que hace las veces de exigua frontera entre un muro y el Mediterráneo. La visita merece la pena pues la negrura de las rocas volcánicas ofrece un interesante contraste con el rutilante azul del Mare Nostrum.

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Desde este punto podemos seguir ya nuestro camino hacia el norte bordeando el mar ; una vez pasada la partida de l´Olla y si echamos la vista atrás podremos contemplar toda la costa, incluyendo Cap Negret,  Altea y la Serra Gelada.

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Si continuamos nuestro sendero de cabotaje, alcanzaremos el puerto deportivo denominado Mar y Montaña, ubicado junto a la moderna y exclusiva urbanización Portosenso, cuya publicidad nos recuerda los desmadres urbanísticos perpetrados en las últimas décadas. Al menos no nos corta el camino. Tras dejar atrás Mar y Montaña podemos seguir la línea de costa hasta llegar a las inmediaciones de la Urbanización Campomanes (ubicada junto al puerto deportivo Marina Greenwich), punto en el cual y si queremos alcanzar la Playa de la Solsida (naturista) y a continuación dicho puerto deportivo, deberemos remontar un sendero que nos introduce en la urbanización y que efectuando un importante rodeo nos lleva hasta la citada playa. Y hete aquí que un servidor pretendía encontrar un punto elevado desde donde fotografiar las pequeñas islas que caracterizan la costa alteana y que desde este enclave se alinean con la bella Serra Gelada y el Faro de l´Albir (https://luzmediterranea.wordpress.com/2013/02/12/el-faro-de-lalbir/). Para mi sorpresa, toda la línea de monte mediterráneo situada al borde de los espectaculares y  vertiginosos acantilados, es propiedad privada. Tras mucho rastrear, tan sólo pude realizar un par de fotografías: la primera desde el punto más elevado al que pude acceder desde la Playa de la Solsida y la segunda desde un ecléctico mirador que no he podido evitar incluir para lamentar que también nos hayan privado de este hermoso y espectacular tramo de fachada litoral.

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Como puede apreciarse con facilidad, la pequeña isla presenta una coloración oscura y desconozco si también constituye un afloramiento volcánico, pues recuerda mucho a las rocas de Cap Negret. Asimismo es un importante refugio de cormoranes que, como se aprecia en la imagen, han invadido la islita. De la otra isla, llamada l´Illa de l´Olla, ya os hablé en un post anterior (https://luzmediterranea.wordpress.com/2013/02/11/lilleta-de-lolla-de-altea/).

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Y para terminar me perdonaréis que incluya el espectacular mirador desde el que tomé la última foto. Agradecer desde aquí la generosidad de los urbanizadores de este enclave por legarnos a los ciudadanos esta espectacular atalaya.

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