Photoblog del entorno mediterráneo

Entradas etiquetadas como “Les Rodanes

El pino de la Bassa Barreta

«Fresco refugio

las décadas contempla

recio y frondoso»


La Bassa Barreta

«Serenas aguas

dando frescor al monte

pausa y sosiego»


El Guardián del Bosque

«Húmeda y fría

pasa la tarde invernal

calma y silencio»


Idus de Marzo

«Flores que anuncian

el final de la estación

bello presagio»


Les Rodanes

«Entre los pinos

en rocas de rodeno

textura y forma»


Tras la plaga

«Yacen los pinos

secos tras los estragos

del barrenador»


Sequía

«Sufriendo el árbol

esqueleto de leña

tras el verano»


Un remanso de paz

 

«Dentro del monte

alimentos del alma

paz y belleza»

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Pinares Otoñales (Requiem por les Rodanes)

«La belleza y la muerte son dos cosas profundas, 
con tal parte de sombra y de azul que diríanse 
dos hermanas terribles a la par que fecundas, 
con el mismo secreto, con idéntico enigma.»

Victor Hugo (La Belleza y la Muerte).

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Llevaba unos meses esperando a que se dieran las condiciones atmosféricas y de luz más adecuadas para volver a Les Rodanes y poder seguir documentando fotográficamente la dramática y meteórica devastación de sus pinares. Buscaba un día con cielos azules puros y luz dorada, para de este modo resaltar el fenómeno, lo cual se produjo el pasado día de la Inmaculada.

A la vista de la anterior imagen no creo que a nadie le extrañe el título de esta entrada. La fotografía evidencia que el oxímoron está completamente justificado; de no ser porque sabemos que el pino es un árbol de hoja perenne, a primera vista creeríamos estar ante un bosque caducifolio en plena otoñada.

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A finales del verano ya mostraba en un post la tragedia medioambiental que viene ocurriendo desde hace más de un año en el Parque Natural de Les Rodanes, una de las cada vez más escasas masas boscosas de pinar que quedan en las cercanías de la ciudad de Valencia y su área metropolitana. Allí comentaba cómo una plaga de Tomicus sp. o barrenador del pino está arrasando con los pinares a los que ataca con una extraordinaria agresividad y terrorífica eficacia. Quien quiera saber más sobre el asunto no tiene más que detenerse en la Web de la Coordinadora de los Bosques del Turia y leer las explicaciones técnicas que allí sabiamente nos ofrece Luis Francisco Castillo, su Vicepresidente.

Una visita al paraje nos permite apreciar que afortunadamente no todo está afectado por igual, existiendo unas áreas más castigadas que otras. En el peor de los casos podemos encontrar estampas como esta, donde algunos ejemplares sanos sobreviven entre numerosos cadáveres.

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Y para quien se piense que el plano anterior está intencionadamente sesgado, no hay más que abrirlo un poco para constatar la auténtica magnitud de la tragedia.

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En algunas zonas el panorama es ciertamente dantesco y si nos queda la duda de si los árboles afectados tienen alguna posibilidad de recuperación, sólo tenemos que acercarnos a uno y comprobar que cualquiera de sus ramas está completamente seca, mostrándose tan quebradiza como el cristal.

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Sin embargo, hay que reconocer que hasta en un escenario como este podemos encontrar belleza, como en este valle que fotografié a contraluz y donde se entremezclan los rojos y los verdes como si de un bosque otoñal se tratase.

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Llegado a este punto, creo que podemos entonar sin duda el Requiem por Les Rodanes, pues al menos en un elevado porcentaje, su pinar va a desparecer sin remisión.

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Parece como si el bosque quisiera unirse a nosotros y elevar una callada plegaria hacia el cielo manifestando su impotencia ante la enfermedad que parece.

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Sólo nos resta acompañarlo amorosamente y devolverle algo del cariño con el que tan generosamente nos ha tratado durante toda nuestra vida.

Quien nos iba a decir, hace tan sólo un par de años, que a comienzos de 2015 estaríamos huérfanos de la Sierra Perenchiza, que sucumbió presa de las llamas y de la Sierra de Les Rodanes, que lo está haciendo víctima de un pequeño insecto. Descansen en paz.

Nota para fotógrafos.

Realicé las imágenes un día con viento de poniente, que aquí suele dejar los cielos muy azules y nubes con interesantes formas. El azul del cielo contrasta muy bien con los ocres y rojos de las pinadas afectadas, resaltándolas. Además, las fotografías se tomaron a primera hora de la mañana con el sol a menos de 20º del horizonte, momento que se conoce como hora dorada y que también ayuda a destacar los tonos cálidos. Para reforzar aún más lo anterior, empleé un filtro polarizador. Aunque algunas imágenes parezcan algo repetitivas, con ello pretendo mostrar la importancia de la focal y el encuadre a la hora de realizarlas, mostrando que pequeñas variaciones en ambos parámetros pueden traducirse en importantes diferencias en el resultado final.

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¿Requiem por Les Rodanes?

Si alguien ajeno a estas tierras contemplara las siguientes imágenes, podría pensar que está ante una estampa otoñal de un bosque caducifolio. Sin embargo, cuál sería su sorpresa si le dijesen que muy al contrario, está ante un bosque de coníferas, concretamente de pino carrasco en las inmediaciones del Mediterráneo valenciano.

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La pertinaz sequía ha debilitado lo suficiente a los árboles para que un insecto autóctono pero oportunista, el comúnmente llamado “barrenador del pino” (de nombre científico Tomicus sp.), haciendo gala de un proverbial y eficaz darwinismo, haya proliferado a base de furibundos ataques contra los pinos y el monte bajo que les circunda. Si queréis conocer más sobre este desaguisado medioambiental, no dejéis de consultar este artículo donde un Luis Francisco Castillo, desde la Coordinadora en defensa de los bosques del Turia, nos pone al día de la situación de manera pormenorizada. Y por lo que vemos no está pasando sólo en Les Rodanes sino en una vasta extensión del territorio que recorre el Turia.

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Viendo lo en serio que los responsables se han tomado las recomendaciones del técnico forestal en lo que al verano se refiere (no he detectado ni una actuación en este sentido), creo que podemos comenzar a entonar el Requiem por Les Rodanes o como mucho rogar porque unas copiosas lluvias otoñales frenen su avance y permitan conservar el arbolado que los incendios habían perdonado hasta la fecha. Si la montaña ya era pura yesca, no os podéis imaginar en qué la está convirtiendo el barrenador pues es muy difícil que las imágenes hagan justicia al dantesco espectáculo que pueden contemplar los ojos in situ.

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